Los partidos políticos ante la corrupción han funcionado como las familias, familias de corte mafioso. Este comportamiento se resume en defender a los nuestros, e intentar machacar a los demás. “Que fácil seria terminar con la corrupción, si los partidos políticos fueran intransigentes con la corrupción propia”. Y quien dice partidos, dice toda clase de organizaciones, del ámbito que sea, sindical, social, profesionales, deportivas, etc…
Claro uno después despierta y el sueño se desvanece.
Si los partidos políticos no han servido para solucionar este problema (y otros), por el comportamiento descrito, no sera que como herramienta de participación y acción están quedando obsoletos.
Las generaciones de jóvenes tendrán que enseñarnos cuales son las formas de organización y acción política que les parecen más adecuadas.
Francisco Javier Rodríguez Amorín.